El reto de dejar atrás el modelo Top Down de divulgación científica para unir ciencia y ciudadanía

El químico e historiador Agustí Nieto presenta el periodismo científico como “actor” del mundo de las investigaciones, alejándose de la concepción del científico como una élite aislada


15/06/2022 15:59 · Per Informatius

La plantació de tomàquets de l’ICTA és un exemple de control i recuperació d’aigua. Efren Garcia


Un artículo de Marina León

 

En elDiario.es publicaban el testimonio de Mariana, una mujer de 42 años que después de vacunarse con la primera dosis de la vacuna contra la COVID-19 la regla se le adelantó diez días. Mariana, apuntan desde el medio, lo había comentado con otras mujeres: a muchas les había pasado lo mismo.

Las numerosas voces de personas menstruantes con cambios en el ciclo menstrual han provocado que se iniciaran estudios para comprobar estas alteraciones. Uno de esos estudios lo ha llevado a cabo la Universidad de Extremadura de la mano de las doctoras Cristina Carrasco y Ana B. Rodríguez.

Los resultados confirman lo que Mariana ha tenido la oportunidad de denunciar a través de elDiario.es: la mitad de las mujeres encuestadas han sufrido algún tipo de alteración en su ciclo menstrual como consecuencia de enfermar o vacunarse contra el COVID-19. Un caso perfecto para ejemplificar la ciencia democrática que defiende Agustí Nieto, químico e historiador de la Universidad Autónoma de Barcelona, cuando señala la manera en que la ciudadanía necesita al periodismo para alzar la voz y cómo el periodismo y la ciencia deben trabajar dándose la mano.

 

Salgamos del modelo “Top Down”

“Como periodistas somos actores, no mediadores de lo que dicen los expertos” comenta Agustí Nieto, quien añade que las personas y también los periodistas observamos la ciencia desde la distancia y esto, no es casualidad.

Desde la Guerra Fría, en occidente, el conocimiento científico se ha emitido de manera “vertical”, actualmente, según Nieto, seguimos el “modelo de déficit” que aquella guerra instauró y por el cual el conocimiento científico circula de manera rígida. Este lo crean en los laboratorios y después, baja a la sociedad, como si de un ascensor estuviéramos hablando.

El modelo “Top Down”, para el profesor, es este trasvase de la información que se crea en un laboratorio privado y que pasa a la sociedad, en la que no existe la retroalimentación. Si antes decíamos que podemos comparar el modelo “Top Down” con un ascensor, ahora, lo comparamos también con una ventana a la que se asoman los científicos para observar e investigar, pero que no deja pasar el ruido.

Aunque Nieto explique que el modelo que se instauró en los años setenta y ochenta siga vigente actualmente, las alteraciones en el ciclo menstrual provocados por el virus y las vacunas contra el COVID-19 son un ejemplo de la voluntad de cambio existente en nuestra sociedad. Está claro que elDiario.es es un ejemplo de buen periodismo que ha servido de altavoz para las mujeres que sufren este problema. La ciencia las ha escuchado y les ha ofrecido respuestas que, los medios, han trasmitido.

Claro ejemplo de lo que manifiesta Nieto: “el conocimiento (científico) se crea a partir de múltiples circulaciones e interacciones entre mucha gente, nunca de forma rígida”. Cuando sigue el modelo “Top Down”, no está exprimiendo su potencial y se está olvidando de su razón de ser: las personas.

 

El científico como élite

El profesor de historia de la ciencia analiza la teoría del lingüista y profesor de la Universidad de Lancaster, Greg Myers, desde una perspectiva crítica en que observa a los científicos como perpetuadores del modelo Top Down. En este caso según Nieto, Myers, afirma que “cuando alguien divulga ciencia lo que hace es reforzar su propia posición como experto decidiendo qué explica a los supuestos profanos”.

Seguramente, esta concepción del científico que se aísla tiene un gran poder y diverge de cualquier otro ser social, la hemos creado entre todos, y es que la definición que hace Nieto refleja a la perfección como nuestra sociedad observa a los investigadores. Para el historiador, tendemos a pensar en los científicos como personas “encerradas en un laboratorio”.

 

Primeros pasos

Que el científico decida quitarse la careta de “experto” como lo define Nieto cuando los contrapone con los “profanos” no solo depende del mundo de la ciencia, gran parte de la responsabilidad la tiene el periodismo. Para Nieto, el periodismo no es mediador, es “actor” no solo para transmitir lo que la sociedad tiene que aportar a la ciencia, sino para “construir un discurso riguroso y propio” entorno a los avances científicos.

Según Nieto, es un rasgo de las sociedades democráticas esta circulación de información que pasa por ciudadanos y llega hasta los científicos y que se retroalimenta constantemente: “cualquier tendencia democrática debería intentar incluir voces que lancen discursos sobre el mundo”. Este, para el historiador, es el primer gran paso para acabar con el modelo “Top Down”.

Pero ¿cómo intercambiar conocimiento entre diferentes actores sociales? La solución Nieto nos la ofrece con la ayuda del sociólogo e ingeniero francés Michele Callon, que propuso algunas posibles fórmulas para acabar con el modelo “Top Down”. La única viable para Nieto: la ciencia democrática.

Con esta ciencia democrática nos referimos a aquella ciencia que deja opinar y que se nutre de esas opiniones, una ciencia que construye un ascensor que viaja horizontalmente. Una ciencia que se parece a la de las investigadoras Cristina Carrasco y Ana B. Rodríguez que gracias a escuchar a personas menstruantes que se quejaban de una vacuna que les alteraba el ciclo menstrual han conseguido dar luz a sus inquietudes diciéndoles que es normal y que no están solas.

 


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